jueves, 17 de julio de 2008

A quien se le habrá ocurrido tender la ropa...


De todas las actividades cotidianas que odio en la vida, la que más detesto y aborrezco es tender la ropa.


En primer lugar, porque sale del lavarropas de tal manera que siempre termina en el piso. con el agravante que mi lavarropas está en el patio y la perra también.


Conclusión: o debo dejar escapar a la perra, o debo dejar de tender la ropa. de las dos opciones, la segunda me resulta más viable, pero no la puedo esquivar más de dos o tres días. Porque siempre me pasa que cuando la empiezo a tironear, sale primero la manga de una remera, después una media sin par, inmediatamente la pierna de un pantalón pero ninguna de esas prendas sale completa. comienzan a aparecer por parte, como las piezas de un rompecabezas incompleto que no se terminan de armar.
Hasta que pego el arrancón, harta de sacar ropa mutilada, e intentando que alguna se complete de una vez. Ese es el momento en que recuerdo a la perra, los remolinos de pelo que deja en el piso, la tierra que se junta en mi patio (a la que no soy muy afecta a retirar) .... en fin. es una de las torturas cotidianas que me parece tan insufrible como inútil de padecer. Y sin embargo es una tara infranqueable.

La cosa se complica cuando la ropa queda tendida en forma despareja. Es decir, cuando una sábana, por ejemplo, queda corta de un lado y arrastra del otro. no hay nada que soporte menos que tener que solucionar ese tipo de pelotudeces.

Otra situación que me sucede seguido es demorar demasiado la tarea y que la ropa agarre un olor tan inmundo que la tenga que lavar de nuevo. De hecho, en este preciso momento y cuando escribo estas líneas, en el lavarropas hay un lavado de ayer que nunca saqué.

Después hay otro tipo de detalles insufribles, como perder las medias y encontrarlas dos o tres lavados después en algún lugar de la máquina de lavar, ya roídas de todas las veces que se centrifugaron, o imaginar que una ropa no destiñe, pero no haber tenido en cuenta que la puntillita o el ruedo sí lo hacen y encontrarte que tenés un nuevo estampado bicolor en todo lo que te querés poner.

En otras palabras: Amo el lavarropas automático pero el sádico que se le ocurrió inventar el tendedero y los broches en lugar de idear una fórmula para no usarlos más, se merece ir directamente al infierno, con Kirchner y D'Elía gritando a favor de las retenciones móviles, y De Angeli escupiendo un discurso inentendible sin ponerse el diente postizo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Ya te agregue a MDZBlogs!

Saludos!

lalalala dijo...

Dios!!! Te leo y repaso mi tragicómica vida!!!

Excelente blog! Nunca pensé que lo cotidiano fuera tan entretenido!!