miércoles, 23 de julio de 2008

Para qué sirve una familia política



Acá estamos, mi soledad de sábado y yo, para engalanar este blog con un tema que no es menor: la familia política. Para los que tenemos un núcleo familiar numeroso y complicado, llegar a la instancia de adquirir otra familia para la colección de desastres cotidianos es una estupidez que a veces cometemos. Además de ocuparnos de las pequeñas delicias de la convivencia fraterna con la misma gente con la que uno se crió, que de paso conoce nuestras mañas y mal que mal no nos denuncia a la policía del mal gusto, es una batalla que se debe de librar a diario.

Pasados los treinta, todo se pone más complicado.

Los padres comienzan a cobrarse todas las porquerías que les hicimos en la adolescencia tomando el papel de hijos, y así.... la vida se complica en estas épocas.

Y de repente, llegan ellos, con un gran moño y una tarjeta que dicen "pago contra reembolso

La familia política!!!!

Antes de despotricar incoherencias contra gente que uno desconoce, analicemos el
término "política". por algo, no es familia agregada, segunda familia, subfamilia
o algo por el estilo. No por nada, no inocentemente, no por esas casualidades del lenguaje alguien bautizó "política" al grupo humano que viene adherido al novio/a esposo, esposa, y/o conviviente.

Lo que ese cónclave dispuesto a juzgarlo a uno como un tribunal universitario, se parece a un parlamento legislativo, no tiene nombre.

Político es quien, supuestamente, lleva adelante un conjunto de estrategias para representar el poder que el pueblo le ha confiado, buscando el bien común, es decir, el que la sociedad reclama, y el de ellos mismos, por supuesto.

En este caso, papá y mamá postizos son quienes representan al hijo/a que les ha confiado el poder. y siempre van a buscar beneficiar al príncipe consorte, tratando, obviamente, de dificultarle el camino al adversario, en este casó quién lee estas líneas y yo misma.


Por tanto, una familia política, sirve, mis queridos, para tener que negociar con ellos toda la vida, y más vale llegar a un acuerdo que signifique que uno no deberá consultarles hasta cuál es la marca de papel higiénico que más le conviene al componente familiar secuestrado por uno.

Por eso, crean en mi, que lo digo con conocimiento de causa, la negociación más inteligente a la que uno puede llegar con ese dulce montón de gente, es lisa y llanamente, un pacto de no agresión. un don't disturbe, de acá a Japón.

La guerra fría no es buen negocio, también lo digo conociendo el paño. Siempre habrá un camino alterno, un dardo algo envenenado del que uno deberá hacerse cargo en algún momento, y por más que te hayas hecho un sistema antimisiles cual Guerra de las Galaxias, la madre de tu partener encontrará el método de violar el sistema antimisil y cuando menos lo esperes, te habrá enviado uno que destruya tanto escudo cósmico. Por eso, no inviertas tiempo en tratar de defenderte de esta especie. “Si no puedes vencerlos, únete a ellos”, dijo Napoleón.

Y si no podés unirte a ellos, entonces buscate un nuevo domicilio, en lo posible en Sudáfrica o Groenlandia, un lugar al que n se acceda más que en helicóptero, o bien en medio de la selva colombiana, cerca de algún campamento FARC, al que alguien que llega no se va en aproximadamente diecisiete años. La otra que te queda es esperar a que Damián Szifrón reedite los simuladores, y te puedas anotar en un capítulo para que te arreglen la vida.

O también te resta el camino más racional, al que –aunque todos nos resistamos- terminamos accediendo: Participá del próximo asado familiar y llevá siete kilos de helado para el postre (igual, lo más seguro es que no le aciertes en los gustos de la progenitora y también es probable que el padre sea diabético e interprete que quisiste matarlo subliminalmente)

En fin…… la familia política ha sido creada para que negocies con ella, o bien, para que tu abogado la incluya entre las causales de un divorcio contencioso.

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