sábado, 13 de diciembre de 2008

Baby, drive my car


Sin dudas, una de las peores situaciones del matrimonio, es ser la copiloto del auto de un señor (tu marido, obviamente) que espera esa situación para empezar a declamar, a los gritos, un rosario de improperios no sólo hacia el resto del tráfico, como si todo el parque automotor se hubiese complotado en su contra y fueran cómplices entre ellos con el único objetivo de cagarle la vida a él, sino también hacia tu persona, tonta de ti, que aguardas pacientemente a que se le pase el berrinche aniñado o bien, a que se quede afónico de repente y si todos los astros están alineados a tu favor, no recupere jamás la voz.
No se sabe por qué extraña razón de la naturaleza, los hombres esperan a subirse al auto para sacar ese Mr Hyde que atesoran en su interior, y al ritmo del GNC y las canciones pedorras de la FM latinos, se ensañan en hacerte reflexionar sobre las circunstancias más disímiles: que regás las plantas a deshora, que comprás productos innecesarios en el supermercado, que la boleta de la luz llegó el doble que hace dos meses (claro, sin tener en cuenta que también llegó el verano y los 35° a la sombra) y que este año ni piensa ir a pasar Navidad con tu familia, porque no se banca a tu hermana y a su marido boxeador.
Ya sé, porque también he estado en tu lugar: tu mecanismo de defensa es la ventanilla. Mirás por la ventanilla haciendo de cuenta que vas por la campiña francesa en un tren con Benicio del Toro, y cuando regresás a la tierra lo único que querés, más que mirar, es tirarte por la ventana del auto en movimiento.
La separación no es el camino más fácil, tenés que acostumbrarte a no tener auto en algunos casos (yo soy el ejemplo A) y a viajar muchas horas y esperar muchas otras el colectivo. Sin embargo, y puesta a elegir, prefiero hacer dedo en el desierto de San Juan, acompañada por amables lagartijas y con menos agua que la Difunta Correa, y no ser la copiloto del auto de un sacado al que le vendría muy bien pasar una temporada en las anchas praderas de El Sauce, con un primoroso chalequito sin mangas ideal para esta temporada.

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