domingo, 23 de diciembre de 2012

Absurdos

La vida es este pequeño suspiro/ este sin sabor tan breve/ Este bello despertar de una eternidad tan incoherente/ Esto de vivir es tan absurdo y tan bello/ Esto de vivir es tan inexplicable/ Y tan pequeño/ Esto de morir. Esto tan absoluto. Esto tan cotidiano e implacable. Un día como todos, un día tan neutro. Llegas y te etiquetan. Te agujerean las orejas. Te ponen un nombre Te arrancan el ombligo. Te empaquetan. Te envuelven en pañales. Te paran en dos patas. Te empujan para adelante. Ese mismo día, te empujan también para atrás. Te enseñan que morir es solo un trámite. Que soñaste, te heriste y malheriste. Lastimaste a alguien. Te dolió una pérdida. Te pelaste los codos en la marcha. Te levantaste con resaca. Te secaste las lágrimas con los puños Que tanto sueño roto/ Tanta brujería de entre casa/ Tanto fragor/ Un día como todos, un día tan neutro/ Se te apaga/ Tu llama se reclina/ Se te estalla el alma/ No se seca una gota del mar/ Ni se corre el eje de la tierra/ Pero el amor/ Ese puto amor/ Ese violento/ Infinito/ Desconcertante amor/ Te levanta/ Te arrastra hacia la orilla/ Te reclama/ Te despierta/ te interpela/ te sostiene/ te da lo que te quita la miseria cotidiana/ Nada más y nada menos/ Las revoluciones/ Las victorias/ Las conquistas/ Las manos en la masa cada día/ Se hacen/ se ponen/ se alimentan/ Con-por-de-para/ El amor/ La tristeza de las despedidas/ Es la belleza de haber estado aquí/ Este minuto y medio/ Extrañar es estar vivo/ Es haber comprendido parte del misterio/

miércoles, 6 de junio de 2012

El periodismo, el amor y un código de barras

Hace ocho años que atraviesa cada día de mi vida. Desde que nos conocimos, nuestra relación ha sido te amo, te odio, dame más. Es verdad que hemos tenido nuestros altibajos. en este tiempo, hemos discutido, nos hemos peleado a muerte, nos hemos separado. Es verdad,yo lo idealizaba. Creí ciegamente en su capacidad para cambiar el mundo. Pensaba que siempre debía estar del lado de los pobres, para resolver las injusticias de los hombres. Creí que su boca siempre estaba limpia, y que no iba a correr sangre en vano sin que él levantara la voz para denunciarlo. Un día me demostró que no. Me mostró su código de barras. Me confesó que todo esto tenía un precio, y que él cobraba muchas veces por sus servicios prestados Te prostituís" le dije. "Si, -me respondió-. pero nunca te engañé. te lo dije y no me escuchaste". Era cierto. la verdad siempre había estado allí, frente a mi. pero mis ojos estaban nublados de amor por él. Me sentí traicionada, lloré sobre mis propios sueños. nos separamos. yo dejé de amarlo intensamente, como se ama lo que no termina de comprenderse. Con en tiempo, ya no consideré posible el romance. pero pude volver a hablarle. lo vi en su justa dimensión. ya no era la salvación del mundo. y yo ya no sentía un amor incondicional por él. supe que su naturaleza era la infidelidad, que hoy estaba de mi lado, del lado de mis ideales, y que mañana se iría con cualquiera que le propusiera algo mejor. Ahora somos socios, podemos trabajar juntos pero yo me cuido de él. Viene, con su caja de herramientas, yo las uso, intentamos darle forma a este oficio. Yo pienso que con el periodismo, se puede mejorar la realidad pero no cambiarla. No me desvelan sus métodos, no le dejo mi vida para que la custodie. el periodismo es y será un cuchillo. una herramienta útil en las manos correctas, un arma blanca en las incorrectas. Lo respeto con cierta desconfianza. Guardo una prudente distancia. Ambos vivimos nuestra vida, aunque trabajemos juntos. No pienso en culparlo por todos los males de este mundo, pero tampoco creo que pueda solucionarlos. No limpiará jamás las manchas de sangre, apenas puede mostrar que se derramaron. Feliz dia a todos los que, respetablemente, ejercen este oficio.

jueves, 9 de febrero de 2012

El mundo abierto, frente a mi


Siempre he sido una persona con extrema intolerancia al fracaso. Prefiero dar las cosas por terminadas antes de que por fin, se decidan a morir.
Me ha pasado desde chica. Una vez, me acuerdo, tenía un muñeco que adoraba. Era un esquimal. No tengo ni idea de donde había salido ese muñequito tan original, vestido con una jardinera de peluche celeste. Antes, los objetos no se rompían como ahora. Los chicos no estábamos acostumbrados a que se quebraran mientras jugábamos. Los juguetes eran como los percibíamos, eternos.
Pero a mi esquimal le llegó su Waterloo. se le hundió un ojo. Y un diminuto agujero negro apareció ante mi. Un agujero negro por donde se me fugaron las ganas de jugar con él. No lo quise más. El esquimalito me había demostrado ser vulnerable, más vulnerable que yo. Lo descarté, de a poco, sin que se diera cuenta, hasta que se convirtió en un pompón sucio y olvidado en el fondo de algún ropero y ya no supe de él.
Así he sido siempre. Prefiero asumir el final anticipado antes que tolerar la natural agonía que precede a las pérdidas. Tampoco sé muy bien qué hacer con el resultado de las devastaciones. Generalmente lloro sobre los restos y los entierro. No se me ocurre nada más.
Pero las personas no somos todas iguales.
Los escépticos ven el fin de los tiempos donde los esperanzados ven el comienzo de tiempos nuevos.
Y yo veo un ala rota donde vos ves un ángel desafiante.
Mi boca dice un no, donde tus manos dicen un tal vez.
Yo abrazo las cenizas donde vos abrís el surco y las sembrás
Yo busco un lenguaje que nombre los principios y los finales, vos acariciás los mientras tanto.
Eso de terminar donde vos empezás,
Eso de mirar posibilidades donde yo miro conclusiones
Eso es lo que me tiende todos los días un puente hasta ese rincón del mundo donde vos estás
Donde yo estoy
Donde yo encuentro el mundo abierto frente a mi
Donde la vida empieza y termina, y empieza. Y fluye.
Como un chorro de luz,
Como la miel que irradian nuestros huesos.
Como el atardecer que encierra la posibilidad del sol, aunque se extinga.
Ese eterno llanto de un niño que naciendo, también muere
La vida que comienza y se termina. Pero no se detiene.
Ese hilo de luz que nos ata a la luna.
Ese cordón enredado en la cintura de dios. Que yo pienso que me mata. Y vos pensás que nos sostiene.

miércoles, 18 de enero de 2012

La niña por crecer


Hay un movimiento católico que asegura ser defensor de la vida. Es el que auspicia que se protejan los derechos del "niño por nacer". Sus argumentos tienen que ver con que no se debe interrumpir la gestación, bajo ningún punto de vista, de ninguna embarazada, porque "el niño por nacer" es lo más importante.
En el caso del frustrado pedido de los padres de una niña embarazada entrerriana, de once años, que fue violada, para que se le practique un aborto legal, yo me pregunto, ¿quién defiende los derechos de la niña por crecer?
No sólo el de no tener que llevar a término ese embarazo, sino el de contar con las pruebas necesarias para investigar y encarcelar al violador.
Por qué empujarla a la ilegalidad donde el aborto se hubiera realizado en algunos escasos minutos, si la ley debería proteger también su infancia.


La sociedad toda se cree con derecho a decidir sobre nuestros cuerpos de mujer.
La mujer embarazada ya no es una mujer, sino una embarazada.
La embarazada en si, es un subproducto derivado del hecho de ser mujer.
Es un tótem social, que muchos pueden adular, todos pueden cuidar, y al mismo tiempo, creerse con habilitados para, tal es el término de M. Foucault, vigilar y castigar.
No importa que sea una niña de 11 años, una discapacitada de 20 o una mujer pobre de 35.
La embarazada no tiene poder de decisión.
Se ha convertido en la mater universal, impoluta, intachable, que ya no es capaz de decidir sobre su destino, para eso está el patriarcado.
El ojo que nos vigila, el que se cierne sobre nuestras cabezas levemente inclinadas ante la presencia el amo.
El dios de los católicos, delante del cual debemos esperar la sentencia.

Entonces, mejor no te quedes embarazada
Que nadie te deje embarazada contra tu voluntad

Porque ya no serás una niña, ni una joven, ni una mujer libre,
Mas bien serás un cuerpo preñado con vistas al futuro. El de los demás y no el tuyo.
El que los demás, la sociedad, el universo, el amo, ha decidido para vos.
Los mismos que quieren que continúe la gestación de una niña de once años,
Están permitiendo que esa niña interrumpa su niñez. Eso no importa. De todas maneras, cuando fue violada ya dejó de ser una niña, para ser una potencial incubadora.

¿Un futuro desahuciado engendrando un futuro prometedor?

Aplausos, la niña deshecha su vida, pero la sociedad conserva su moral intacta, de cera, de pesebre viviente, de manual de catecismo, de moral y buenas costumbres. Perfecto.

Nos deshacemos de una niña para que otro venga al mundo, a continuar una historia discontinuada, la de su pequeña madre violada. ¿Suena durísimo? Es la verdad.
Esa es la verdad.

La verdad es que hay que elegir. Entre interrumpir una gestación o interrumpir la infancia de una niña a la que alguien sometió sexualmente.
A ver hasta donde nos da la hipocresía.