miércoles, 18 de enero de 2012

La niña por crecer


Hay un movimiento católico que asegura ser defensor de la vida. Es el que auspicia que se protejan los derechos del "niño por nacer". Sus argumentos tienen que ver con que no se debe interrumpir la gestación, bajo ningún punto de vista, de ninguna embarazada, porque "el niño por nacer" es lo más importante.
En el caso del frustrado pedido de los padres de una niña embarazada entrerriana, de once años, que fue violada, para que se le practique un aborto legal, yo me pregunto, ¿quién defiende los derechos de la niña por crecer?
No sólo el de no tener que llevar a término ese embarazo, sino el de contar con las pruebas necesarias para investigar y encarcelar al violador.
Por qué empujarla a la ilegalidad donde el aborto se hubiera realizado en algunos escasos minutos, si la ley debería proteger también su infancia.


La sociedad toda se cree con derecho a decidir sobre nuestros cuerpos de mujer.
La mujer embarazada ya no es una mujer, sino una embarazada.
La embarazada en si, es un subproducto derivado del hecho de ser mujer.
Es un tótem social, que muchos pueden adular, todos pueden cuidar, y al mismo tiempo, creerse con habilitados para, tal es el término de M. Foucault, vigilar y castigar.
No importa que sea una niña de 11 años, una discapacitada de 20 o una mujer pobre de 35.
La embarazada no tiene poder de decisión.
Se ha convertido en la mater universal, impoluta, intachable, que ya no es capaz de decidir sobre su destino, para eso está el patriarcado.
El ojo que nos vigila, el que se cierne sobre nuestras cabezas levemente inclinadas ante la presencia el amo.
El dios de los católicos, delante del cual debemos esperar la sentencia.

Entonces, mejor no te quedes embarazada
Que nadie te deje embarazada contra tu voluntad

Porque ya no serás una niña, ni una joven, ni una mujer libre,
Mas bien serás un cuerpo preñado con vistas al futuro. El de los demás y no el tuyo.
El que los demás, la sociedad, el universo, el amo, ha decidido para vos.
Los mismos que quieren que continúe la gestación de una niña de once años,
Están permitiendo que esa niña interrumpa su niñez. Eso no importa. De todas maneras, cuando fue violada ya dejó de ser una niña, para ser una potencial incubadora.

¿Un futuro desahuciado engendrando un futuro prometedor?

Aplausos, la niña deshecha su vida, pero la sociedad conserva su moral intacta, de cera, de pesebre viviente, de manual de catecismo, de moral y buenas costumbres. Perfecto.

Nos deshacemos de una niña para que otro venga al mundo, a continuar una historia discontinuada, la de su pequeña madre violada. ¿Suena durísimo? Es la verdad.
Esa es la verdad.

La verdad es que hay que elegir. Entre interrumpir una gestación o interrumpir la infancia de una niña a la que alguien sometió sexualmente.
A ver hasta donde nos da la hipocresía.

1 comentario:

davidmoralescax dijo...

¿Quién tiene la capacidad de valuar moralemente una situación? ¿Tu? ¿Yo? ¿El ridículo y egoísta mundo? ¿Los regordetes y adinerados líderes mundiales? ¿Activistas? ¿La vida? ¿Dios?

En un mundo en donde la injusticia es la gobernante sobre todos no hay lugar para lo moralmente incorrecto, porque todo es incorrecto. Tanto la actitud de destruir el futuro de una niña como el repudiar el derecho de los demás de emitir juicios. Yo no tengo la razón, ni tu, ni los demás.

La razón es lo único que falta acá y es precisamente el motivo por el que se llega a tan nefasta situación.

Todos son culpables: el violador cobarde, los descuidados y cobardes padres, la mujercita inocente, el embrión silencioso, los demás indignados.

Es algo tan o más profundo de lo que mi mente pueda entender... no soy portador de la verdad, mucho menos de la razón...