viernes, 18 de febrero de 2011

Lolitas y Machitos


Ayer me pasó. Justo cuando termina la semana y la cabeza promete explotarme como una granada de mano. Justo ayer. Qué desgracia. Todo el día de quilombo en quilombo, y casi a las 12 de la noche, engancho el trole Parque para volver a mi casa. Tenía ganas de llorar del cansancio, el lóbulo frontal del cerebro dilatado, el ojo izquierdo dando latidos furiosos, la conjuntiva inflamada. En fin, un despojo humano que es lo que el jueves devuelve de lo que yo llevo el domingo a trabajar. Y como una burla descarnada del destino, las vi. Se apiñaban en el fondo del trole, como comadrejas a punto de aparearse. viajaban en alterado racimo. Eran las lolitas.
Una docena de ellas, perfumaditas. brillosas. Rubiecitas. Altaneritas. y lo peor, lo más lacerante, lo más intermitente, lo más suicida, lo que más hacía palpitar mi cervical: sus pequeñitos alaridos de niñas de 15 histeriquéandole a niños de 16, los machitos. También ellos, con su inconfundible olor a transpiración mitigado con desodorante axe, viajaban en el trole Parque. Rumbo a algún lugar de la Arístides, que lamentablemente para mi, no alcanzaríamos tan rápido.
Me hubiera tirado por la ventanilla, de haber podido hacerlo. Pero sabía que llevaba la netbook en la cartera y que esta se quebraría en mil pedazos, y que la quiero más que a mi cervical y la cuido casi tanto como a mi lóbulo frontal. Por eso no me eyecté.
También las hubiera asesinado, una por una, con mis propias manos, extirpándoles primero, las afiladas cuerdas vocales, responsables de tan agudos y malditos aullidos de lobitas en celo.
Esa laceración inútil del silencio con las cuchillas escolares oxidadas de sus vocecitas insoportables. Deberían estar las 12 presas por eso.
Cuando el cerebro me estaba a punto de salir derretido por las orejas, llegamos. Se bajaron. Estuve a punto de gritar ¡¡¡¡¡¡¡¡¡Bien!!!!!!!!!!!!!!!!!!! y tirar papel picado por la ventanilla del trole. Pero cuando el festejo estaba en las puertas, comenzó otra y más insoportable perorata: ellos, los machitos, tomaron el trole. Y todo fue peor que con los chillidos de las pequeñas gritonas.
Los machitos, entrenados de chiquitos por padres machotes, por tíos cancheros, por vecinos vivos, por amigos mayores, esos pequeñuelos que a los dieciseis no han hecho otra cosa interesante que encerrarse sistemáticamente en el baño de sus casitas, pero que ya tienen incorporado el germen del machismo como la marca en el orillo, comenzaron a burlarse machistamente de las lolitas.
"Imaginate viendo un partido con esssstas (remarcando las esesssss bien remarcadas) no se podría aguantar, no se podría" (infaltable capicuísmo el del machismo)
"seeeee -repetía otro con cara de masturbador compulsivo- imaginate. que te estén preguntando por qué pateó esste o aquel, mejor que se queden gritando y lavando los platos"
"Jojojoojoo" repetía el coro de bestias en ciernes, festejando la estupidez más ingeniosa. Riéndose a lo Bibis and Budgets.
Ahí ya me saqué y me tiré del trole nomás, protegiendo a la netbook como pude, que resistió al embate de la huida. Ahora sólo me queda recuperarme de la hinchazón del lóbulo frontal y desarticular el latido de mi ojo izquierdo. Y cargar el revólver que llevo en la cartera, porque la próxima vez, lo pienso usar.

1 comentario:

RosaNegrA dijo...

Paola, es la crudisima realidad, yo tengo una vecinita de 15 tiernos años, con muchos amiguitos y amiguitas, haces meses que los fines de semana me surge un deseo casi incontrolabe de tener la bazooka (¿?) de la película "La suerte esta echada" ...