viernes, 26 de septiembre de 2008

El club del Narciso


En esta profesión hay una especie que, más allá de extinguirse, como podría suceder si existiese la justicia terrenal por sobre la divina, brotan cual hongos después de la lluvia, se multiplican cual babosas en maceta y me parecen más aburridos que ir a tomar el té con una suegra, o más pedantes que Mirtha Legrand en la peluquería. Los he bautizado “El club del Narciso”, con todo respeto por el extinto Ibañez Menta. Se trata de un grupete (si, si, cualquier analogía con la realidad no es exageración de quien lea) de periodistas pseudo – genios, que se juntan en los cafés a lamerse las botas unos a otros, y se sienten tanto o más imprescindibles que la agenda setting para la profesión. En su universo paralelo y desfasado de la realidad, sienten que sin ellos, el político de turno no es nadie, y que en sus mesas de bar de viejo baboso se cuecen nuestros destinos. Se excitan de sólo caer en la cuenta de lo genios que son, y aunque sean feos y no tengan una erección desde los 12 años, se sienten una mezcla de Colin Farell, Bob Woodward, Carl Bernstein, todo sazonado con un estilo de pluma a lo Truman Capote. Escriben lo que lamentables operadores de turno les indican, pero suponen que los que le toman el pulso a la realidad son ellos. Loas a los que se creen que instalan los temas y no pueden instalarme ni la cadena del inodoro!!!. A esos genios de cafetín que nos han marcado el camino a todos los cronistas que no sabemos donde estamos parados, porque sin ellos, ni nosotros ni nuestras generaciones postreras (tan postreras como sus panzas) tendríamos destino!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Aleluya, gloria a Mariano Moreno por estos hijos dilectos que el periodismo nos dejó!!!!!!!!!!!!!!!!!

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