domingo, 3 de abril de 2011

La Mancha


Te vas a quedar con tu lugar. Por eso dejaste hasta la última gota de tu transpirada obcecación. Te lo ganaste, te lo vas a quedar. Quieto ahí. Mientras todo se derrumba a tu alrededor.
Allí, mientras la inundación se va llevando tu sueño. con el agua hasta el cuello. Te vas a quedar, aferrándote con uñas y dientes al espejismo que tejiste. A la entelequia que forjaste.
Brindemos.
Sin embargo, no intentes quitarte la mancha de sangre. esa que se extiende por tu ropa, que ya hasta cubre tus papeles, los pisos, los cuadros, las ventanas, lo que te rodea. la mancha de sangre, como la marca en el orillo, no se te quitará jamás.
La sangre que derraman los sueños muertos, es más indeleble que el mejor de los tatuajes.
Ni las tintorerías
Ni los secretos milenarios de los chinos
Ni el desafío de la blancura del más blanco jabón de baja espuma
Ni una operación
Ni el producto de limpieza de última generación
Ni un pai umbanda
Ni todos los conjuros de los druidas
Nada te quitará la mancha.
Te la llevarás con vos, hasta que desaparezcas de esta tierra.
Es nuestro regalo. El que fabricamos para vos, debajo de la lluvia, con cincuenta grados de calor al rayo del sol. con el corazón contraído de desilusión. volviendo a casa desbordados de tristeza. con cada compañero al que abrazamos antes de partir. Con cada una de las cínicas palabras que salieron de tu boca.
Ese es el ADN de lo que perdimos
Es nuestra ofrenda y será, para siempre, la más incondicional de tus pesadillas.

1 comentario:

Guillermo Elia dijo...

como siempre sostuvo. Lo suyo es una virtud que no tiene que andar desperdiciando por ahí. Disfrute el nectar de la vida coherente. Un abrazo de los que se sienten!!!