Ahora sí: estamos todos locos. Yo no soy de las personas que se pelean con las redes sociales, las abren y las cierran, las culpan de las injusticias del mundo, las navegan todo el día y después las niegan (en verdad, ningún invento debe haber sido negado tantas veces como facebook o twitter). Las tomo como vienen, una herramienta más de comunicación, como el telégrafo, el megáfono, el telex, el fax, el telegrama, la esquela, la paloma mensajera el sms o el avioncito de papel. Están ahí para usarlas, son entretenidas y forman parte de nuestras vidas modernas, inevitablemente.
Sin embargo, creo que hemos empezado a enloquecer. Y de esto, tienen más culpa los adultos enchochecidos con la decadencia de twittear hasta cuando tiran la cadena del baño, que los adolescentes geek, cuyas vidas penden de un auricular y padecen estrabismo visual de tanto mirar la pantalla.
Señor y señora twitteros, muchachas y muchachos facebookadictos, les hago un especial llamado solidario.
Basta de creer que se pelean con la gente insultándose por twitter. Basta de despedir a los empleados por las boludeces que escriben en el muro. Basta de hacer pasar la vida real por este filme de ciencia ficción.
Amigos virtuales.
Jefes virtuales.
Peleas virtuales.
Sexo virtual.
Desayunos virtuales.
Juntadas virtuales.
Familias virtuales.
Médicos virtuales.
Inseminación virtual.
En cualquier momento, perderemos la tercera dimensión de la vida y nos veremos en 2D. Planos, achatados, circularemos las calles. Dejaremos de comer y sólo haremos fotosíntesis con la luz de la pantalla.
Yo digo que si se pelearon con alguien vía twitter, den la pelea de baja, busquen a la persona y peléense como cualquier hijo de vecino, aún yéndose a las manos, pero a las de carne y hueso.
Si se enamoraron por twitter o facebook, piensen que es tan real como mantener una relación con el actor de una novela. ¡Indispensable es pasar al mundo real! Buscarlo o buscarla y remontar la situación en tierra firme.
Basta de contarle a la población que están salando la carne, poniendo el agua para el mate o cambiando la lámpara de bajo consumo. No sé a quien le interesa llevar la cuenta de cada cuanto un político se lava los dientes o riega las plantas. A ver si nos entendemos, ciberahólicos navegantes:
“Es como si” estuvieran en la casa de sus ídolos,
“Es como si” les contestara el ministro de,
“Es como si” vieran a CFK escribiendo sus tweets, NO ESTÁ PASANDO EN NINGÚN LADO.
Twitter y facebook, mal que nos pese, no existen. No está bien citarlos como fuente periodística única y darles una entidad de testigos de nuestras vidas.
No están vivos, por lo tanto son inimputables. Si perdiste una relación, o laburo, y mucho tiempo por estar atrapado en la red (social), dejá de echarle la culpa a Mr Facebook y a Messieu Twitter.
Sos vos, que no ten podés despegar, porque sentís que estas dentro de un crucero cibernético del que no te vas a bajar sino a riesgo de perder tus contactos, tus seguidores y tener que salir corriendo a comprarte una vida, que desde que crees que en twitter o facebook todo lo que pasa es real, extraviaste sin remedio.