miércoles, 29 de abril de 2009

¿A vos te parece, Teresa? no, eso no es amor...


Esta tarde volvía a mi casa desde el trabajo absorta en mi bolsa de tutucas, después de una semana de mierda, de esas antológicas. Mis esperanzas estaban puestas en conseguir un asiento del lado de la ventana, para abstraerme de toda la gente que más que atropellarme y molestarme, no me reportaban ninguna otra onda comunicacional. Sin embargo, escuché una frase que me levantó el ánimo y di gracias por tener el sentido del oído siempre afinado y el sentido del humor a flor de piel. Dos viejas literalmente de manual, escapadas de un libro de Maitena, venían intercambiando opiniones sobre el casamiento de Gerardo Sofovich. Una a favor -al parecer- y otra, empecinadamente en contra del anciano conductor devenido en muñeco de torta de casamiento.
(amiga anciana 1) -Qué bien lo de (Gerardo) Sofovich, viste Marthita?
(amiga anciana 2) -Qué va a estar bien, Teresa! si es como dice Rial! es una payasada!
(amiga anciana1, crédula) -¡Pero Marthita! se enamoró, eso está bien a cualquier edad!
(amiga anciana 2, escéptica) -Pero Teresaaaaaaaaaaa, a vos te parece? eso no es amorrrrr!. Qué a mi no me digan, una mujer joven casada con un anciano, por el amor de Diosssssssssss. (enojada)-
(amiga anciana 1, insistidora) No sé, Marthita, no sé. Se casó después de tanto tiempo...
(amiga anciana 2, experimentada) No, No, No, Teresa, no. Hace años que están en pareja y no viven juntos, y ahora van a seguir viviendo cada uno por su cuenta. Eso no es amor, que me disculpen.
(amiga anciana 1, meneando un peinado batido) mmmm, bue, Marthita, no sé. Si Rial lo dice...
(amiga anciana 2, conforme, la convenció) Si, si, Teresa. Es como dice Rial.
Justo, me tocaba bajarme. Las tutucas raleaban en la bolsa y yo estuve a punto de darles un beso a las dos viejas cholulas, que me hicieron reír por primera vez en toda la semana.
y entonces me pregunté por qué si hay en el mundo dos señoras cuya preocupación consiste en develar la piedra filosofal del casamiento de Sofovich, que por otra parte no es Barck Obama, sino un anciano un tanto decrépito que ni se le entiende lo que habla, y tienen tiempo para ocuparse de averiguar si la mujer está o no enamorada, o en verdad se casó para que el canoso conductor semi avinagrado la mantenga hasta el día en que palme asediado por los medicamentos para estimular la erección, fantástico. Si esas dos vecinas cluecas tienen como gurú de sus vidas a Jorge Rial, entonces, el mundo me debe una! El mundo es un lugar divertido! y el mundo tiene reservado un sitio para mi!
La vida me sonrió de repente. Me imaginé ganando plata cultivando blueberries o tulipanes azules en Tupungato. Me imaginé cenando helado de chocolate alpino y cerezas negras todos los días sin engordar. Me imaginé que llegaba a fin de mes comiendo ensalada de palmitos todos los días. Me imaginé que aprendía a manejar y me sacaba el carnet de conducir en la misma semana. Me sentí capaz de llegar a trabajar el domingo a la mañana de buen humor y supuse que conseguiría todas las notas sin angustiarme. Tuve la certeza de que podría hablar con la gente acerca de mis sentimientos sin enfurecerme ni atragantarme. Creí que nada en la vida me podía molestar tanto si estas dos señoras fueron capaces de levantarme el ánimo con su ingenua conversación barrial.
Porque, Marthita, es como vos crees. Si lo dice Rial, es palabra santa.