viernes, 5 de diciembre de 2014

Carta abierta a los ingenuos nuevos periodistas

Hay una nueva generación de periodistas, menos mal, porque nosotros ya no damos más. Estamos cansados de que no nos atiendan los celulares, de tener que lidiar con funcionarios a los cuales no les podemos pegar un carpetazo en la cabeza y decirles, “che, dejá de mandar fruta que eso es mentira”, estamos abrumados de opinólogos que se creen importantes hasta que les llega el bono de sueldo. En fin, esta profesión es para intrépidos, altruistas, aguantadores y comedores de sanguches en ágapes ajenos. Sino dedicate a enseñarle a los pibes del secundario hasta que les entre, la triada emisor/ receptor / mensaje.

Y ahí vienen ustedes. Enjambre de jóvenes entusiastas, a llenar páginas y horas de micrófono con más espontaneidad y frescura y sin tanta desilusión. Ok, pasen, los estábamos esperando. Eso sí, antes, les voy a pedir un par de favores.
El primero es que dejen de avivar giles, muchachitos, estamos en Mendoza. Acá no hay ninguna estrella. Para eso, lo mejor es tomarse el buque al primer mundo y conocer a los que mandan. Acá hay gente que se cree que manda, y en eso reside la diferencia.  Hola! Nosotros no le movemos la aguja a nadie. Cada vez que pierdan el norte, lo mejor es asir con fuerza ese adminículo que usan hasta para tirar la cadena del baño a distancia, ese del que no nos podemos despegar: el celular, iphone, o lo que catzo tengan para comunicarse. Accionar google maps. Ahí está la clave. Hola, un mapa por acá! Estamos en una provincia perdida, en un país perdido en un continente al que le cuesta salir de la pobreza y del analfabetismo y al que si llega el ébola el plan de contingencia del gobierno es repartir máscaras del cotillón El Porteñito. Repito: acá no hay gente importante. Acá hay gente que se lo cree, punto.
No se hagan la película, ni se hagan amigos del poder. No garpa. Llega un punto en el que nadie es amigo de nadie. Y conviene estar preparados para ese día, porque tarde o temprano llega. Si te comés tres asados y te crees que te van a bancar, asumite: estás destinado a tener en el fondo de tu casa un jardín de buzones. 
Si quieren ser periodistas sangucheros, sean, a veces está bueno. Pero no se entusiasmen, porque hay algunos cronistas que le piden la agenda del día a Lérida. Queda mal, chicos, en serio.
Otra cosa: por favor, se los pido encarecidamente. En Mendoza no hay farándula, entiéndalo o me dejo morir. No le hagan creer a los que ven en la tele que lo son, porque a los que militamos por la inexistencia del comunicador detrás de la noticia nos cuesta mucha sangre, sudor y lágrimas que lo entiendan, y después viene un porrón y se saca una selfie con Juan de los Palotes y ahí está. Nuestro trabajo queda en cero.
Y háganme la diligencia de no laburar gratis. Algo, algo cobren pibes. Algo! Porque de la gratuidad no se vuelve, es un camino de ida. Sobre todo los que creen que van a empezar así y van a terminar en la CNN, no, no. El que no cobra en lo poco, no cobra en lo mucho.
Tengo muchas más cosas para decirles, pero aún tengo que seguir laburando, asi que no lo haré, por ahora. Vayan a estudiar, pedazos de bestias. Por ahí zafan y editan el New York Times.